Un estudio de la Universidad de Princeton indica que bostezar no es solo un indicador de fatiga o aburrimiento, se debe a que tu cerebro está que arde, lo que tendría justificación si el bostezo sirve para que el cerebro regule su temperatura.
En experimentos con 160 sujetos, se comprobó que somos más propensos a bostezar en invierno, en comparación con el verano, cuando la temperatura ambiente es igual o superior
a la temperatura corporal. mientras que cuando hace más frío un bostezo sirve para que entre aire fresco y descienda la temperatura de nuestra cabeza.
“Nuestro estudio da soporte a la hipótesis termorreguladora del bostezo, que propone que abrimos la boca cuando la temperatura del cerebro aumenta, y que la consecuencia fisiológica es que nuestras neuronas se enfrían”, explica Gallup.
Al bostezar, el estiramiento de la mandíbula aumenta el flujo de sangre al cerebro, y la inhalación de aire más frío que el organismo permite el intercambio de calor con el entorno. “Es una ventana térmica”, añade el investigador, que advierte que bostezar cuando hace mucho calor en el exterior podría ser contraproducente.
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